El sueño de una cima, requiere un esfuerzo y sacrificio previo.
Tras una vida centrada en el deporte y sobre todo en la montaña, la ilusión de dar el salto más allá de Pirineos y Alpes, siempre estaba presente en nuestra mente.
Muztagh Ata (7546m) el “Padre de las montañas nevadas”, ubicado en la meseta norte del Tibet, es un camino previo lleno de kilómetros de esfuerzo e ilusión.
18 julio 2014. Emprendimos el sueño desde Barajas hasta el aeropuerto de Kasgar (China). Allí nos recogieron en autobús y, atravesando la carretera de Karakórum, incluída en la ruta de la seda, llegamos al primer campamento base, donde empezamos a convivir con el resto del grupo.
El choque cultural que tuvimos al llegar allí, nos sorprendió positivamente.
Una familia uigur, con sus dos hijos, nos hizo la estancia acogedora.
Cada mañana no faltaba un ramillete de flores en la puerta de la tienda por parte de la hija, y la amabilidad de la madre con los postres, me dejó un recuerdo inolvidable.
Tras la aclimatación y al llegar al segundo campamento (6200 m), decidimos atacar cumbre, saltándonos el tercer campamento, debido al pronóstico de mal tiempo.
El último esfuerzo de 1300m de desnivel, nos brindó la satisfacción de alcanzar la cima.
De este viaje me llevo el compañerismo, esfuerzo, superación y unos valores humanos interculturales que difícilmente podré olvidar.
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