Después de practicar el montañismo, entramos en el mundo de la escalada, porque en su día nos dimos cuenta de que para llegar a ciertas cumbres deberíamos tener unas mínimas nociones de escalada.
Poco a poco nos fuimos introduciendo en este mundo y en un ambiente que nos abrió las puertas a esta actividad, que nos motivó desde el principio y hoy en día perdura.
Atxarte, recorriendo todas sus zonas, vías clásicas, recorridos míticos de los pioneros, fue nuestra gran escuela de escalada y el paso previo a otros lugares (Pirineos, Picos, Alpes…etc).
De todas las montañas escalables, la más oída, la más llamativa, la que más historias de aventura y de miedo que nos contaban sobre ella: PICU URRIELLU. Nuestra meta fue escalarla.
Jose (Beltza) y yo, hicimos cordada durante años que nos llevó a escalar muchas rutas juntos y cómo no, el Urriellu tenía que ser otra más.
Ya la habíamos escalado por separado, pero elegimos una vía mítica de la cara este, LA CEPEDA, abierta en su día por el incombustible Pedro Udaondo y compañía, para escalarla juntos.
Como siempre, preparativos, acopio de información, material necesario y a la Vega.
Dia precioso de escalada, roca magnífica y un poco de respeto al principio, ya que una tapia de este tamaño impone, pero poco a poco le fuimos comiendo metros a la pared y llegamos a una cumbre ya conocida, pero que impresiona cada vez que la pisas.
No sería ni la primera ni la última vez que la pisáramos, ni seríamos los únicos enfermos de roca del pueblo en hacerlo.
Miguel, Juanjo, Moncho, Iñaki, Isaac, Eneko, Asier, Alberto, Olga, Sonia…pioner@s y no tan pioner@s de la escalada en el pueblo, hemos pisado esta cumbre mítica.
¡QUE NO SEA LA ÚLTIMA VEZ!
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